Sálvate tú primero y si te queda energía ayuda a tu hermana a darse cuenta de que lo que vivís no es normal ni está bien.

En mis épocas los gritos y chancletazos eran la regla. Y gracias a ello no somos una generación de maricas pusilánimes

Yo cuide a mi madre hasta el final de su vida (en la medida de mis pisibilidades) ya que vivo en una ciudad distinta y he sentido y siento mucho su pérdida por que en 40 años que tengo me habrá gritado 3 veces y jamás me dio un cachete o con la zapatilla. Eso me hizo respetarla y quererla más