Hoy he visto el programa de estudios del año que viene. En él se ind...


Pues hasta el año que viene aún tienes tiempo de ir al psicólogo.
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#1 #1 alma_podrida dijo: Pues hasta el año que viene aún tienes tiempo de ir al psicólogo.iba a decir exactamente lo mismo.
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Hay trabajos para los que no es necesario exponer y te obligan igualmente. Si tengl pánico escénico, que me pague el put0 instituto la terapia. O que dejen de tocar los cojones con presentaciones inútiles.
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@skuldnomao vaya tonteria, y si se te dan mal las matematicas tambien te tienen que pagar al profesor de matemáticas? Porque para muchos trabajos no te hacen falta...
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Yo siempre he tenido muchos problemas para hablar en público, pero aunque lo pasaba muy mal siempre conseguía hacer las exposiciones más o menos bien aunque se me notaba nerviosa. Creo que en estos casos los profesores suelen ser comprensivos, a menos que te toque un hijo de puta. Intenta prepararte bien el trabajo, ensayarlo todo lo posible, a poder ser delante de amigos y familiares para coger práctica y verás que al final no es para tanto.
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Pero aun asi puedes hacerlo, en el fondo sabes que no es nada y que las personas son como tu, realmente no prestan tanta atencion como crees, y si fallas no pasa nada, otra vez, solo somos personas y es normal, tanto ponerse nervioso como que te importe todo una mierda.
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Para soltarte un poco a la hora de hablar en publco, apúntate a un grupo de teatro, te ayudará a soltaryw
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#3 #3 skuldnornao dijo: Hay trabajos para los que no es necesario exponer y te obligan igualmente. Si tengl pánico escénico, que me pague el put0 instituto la terapia. O que dejen de tocar los cojones con presentaciones inútiles. @skuldnornao Yo también creía eso, pero no. La realidad es que la vida de adulto, incluyendo obviamente la vida profesional, está llena de momentos en los que la habilidad para dar un discurso convincente es clave. Una persona que no sabe hablar con propiedad y seguridad frente a la gente que haga falta se encuentra en muchos sentidos limitada, pues la comunicación verbal sigue siendo importantísima en nuestro día a día. Si tienes que declarar en un juzgado, si tienes que presentar una propuesta o un proyecto, si tienes que dar una entrevista de trabajo frente a un grupo de personas, si tienes que hacer tu examen profesional, si tienes que defender un cambio en un proyecto que esté bajo tu jurisdicción o ayudar a tu jefe a proponer uno frente a clientes o superiores, incluso si tienes que hablar en defensa de un ser querido, dar un testimonio, defenderte de alguna autoridad en un conflicto pequeño como una infracción de tránsito, si llegas alto y de repente tienes que hablar frente a mesas ejecutivas enteras, en exámenes orales de idiomas, si montas tu propio negocio y tienes que hablar con clientes directamente, entre un montón de etcéteras. ¿Puedes sobrevivir sin ello? Probablemente sí. ¿Limitará grandemente tu desarrollo y permitirá que gente menos capacitada pero con mayor labia te pase por encima profesionalmente? Es lo más seguro. Y lo vi (y lo he vivido) en uno de los campos laborales de menor contacto humano, que es la programación. A menos que tu proyecto de vida sea el de permanecer indefinidamente como un peón reemplazable en la jerarquía más baja de una empresa, lo más probable es que tarde o temprano te veas hablando frente a un grupo de gente, y que cosas importantes de tu vida (desde tu puesto de trabajo hasta tu libertad) dependan de ello.

Elegir no ser preparado en la escuela con una de las habilidades más universales y básicas es ponerse una tremenda zancadilla uno mismo.
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Yo también sufro de pánico escénico. No sé si realmente se supere (porque sigo sintiendo el mismo sudor frío y la náuseas que sufría de niña en las clases de oratoria), pero sí puedes aprender a dominarlo. Parte de la inseguridad se puede aliviar manejando bien el tema, incluyendo posibles preguntas del público, y trabajando adecuadamente con tu material de apoyo. Si algún punto en particular se te atora con los nervios (una definición complicada, una fórmula que no sea sencilla de aprender), no dudes en preparar fichas para tenerlas a la mano o secuencias visuales en láminas/diapositivas que te den una guía concisa de por donde iban los tiros al momento de bloquearte. A veces el mero hecho de desviar la mirada de tu público hacia tu material visual basta para calmar la ansiedad y rehacerte. Grábate y escucha tu propia voz una y otra vez, como cuando te aprendes una canción; es posible que se te simplifique memorizar las líneas escuchándolas y repitiéndolas sobre la pista antes que leyéndolas, y te reafirmará el sonido a la hora de pronunciarlas frente a la concurrencia. Y siempre piensa que, en el peor de los casos, no te estás jugando la vida. La pregunta que siempre me hago cuando los nervios me comen es "¿qué es lo peor que puede pasar si la cago aquí en vivo y en directo?". La escuela es una gran oportunidad para practicar esta clase de cosas porque rara vez fallar en una sola prueba de una sola clase en la escuela tiene consecuencias graves. Si te equivocas, no pasa nada. Incluso si es todo un desastre, no pasa nada. Le explicas al profesor la situación, y le pides otra oportunidad. Y si no te la da (que sería el colmo), hay recuperaciones y otros cursos. El chiste es que te mentalices respecto a que no se abrirá la tierra ni morirá tu perro si la presentación sale mal. Cuando racionalizas la importancia y consecuencias que realmente tiene, la ansiedad baja y se hace más manejable.
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